Hoy, hemos empezado a las tres de la tarde. Al llegar, nos hemos encontrado con nuestras compañeras, que se iban. Y a partir de ahí, ha ido todo rodado...
Esta vez, lo primero que hemos hecho ha sido repartirnos la sala: tú este lado y yo el otro. Lo primero: hacernos la chuleta con cama, servicio y diagnóstico del paciente. Y después de su café post-comida, las profes han empezado a preparar la medicación de la tarde, así que nosotras al lío con ellas. Todo preparado, cada una se va con su carrito y su enfermera a repartir.
Mi enfermera (una señora que me ha ido explicando todo paso a paso) enseguida me ha puesto a preparar goteros, a inyectar antibióticos en bolo y a purgar vías. Y yo, pues aprendiendo. Y así se me ha ido la tarde. Cuando me he querido dar cuenta, ya eran las siete, y tocaba pinchar glucemias. Lo ha tenido que hacer mi compañera, porque a mí me han mandado a recibir un nuevo ingreso: tomarle las constantes y acompañarlo a la habitación. La familiar (o acompañante) parecía tan enterada del tema, que me han dado ganas de decirle "por favor, señora, que sabe usted más que yo, pero déjeme aprender". Bueno, algo así le he dicho.
Después de las glucemias, son las "horas muertas", que en realidad es casi menos de una, en las que deberíamos ir rellenando nuestro cuadernillo de prácticas, pero como no lo tenemos aún (ni tampoco obligación de rellenarlo) pues hemos estado haciendo de recepcionistas.
Y poco más. A las ocho, el cambio de turno, y poco antes de las nueve, hemos estado preparando los medicamentos con las enfermeras de la noche (yo con la enfermera sargento-amable de ayer, que directamente me pasaba los antibióticos y los goteros para que los preparara).
A las nueve y media ya nos echaban, así que poco después nos hemos cambiado y ¡¡para casita!! He llegado más pronto que ayer; creo que si puedo, a partir de hoy intentaré escaparme sobre estas horas.
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