miércoles, 2 de febrero de 2011

"Mejor si no se fían de nosotras" - Día 1

Con estas palabras acababa mi jornada de prácticas de hoy, la primera. Mi compañera malísima, yo con los pies doloridos, cansancio.

Hoy, después de la jornada de clases, tocaba la primera tarde de prácticas en el hospital. Nos reunimos todos en el Salón de Grados, y de ahí (en resumen), después de una charla, al hospital. Gracias que la tutora de prácticas nos ha llevado uno por uno, sala por sala a presentarnos. Aunque también por esto, no hemos llegado al sitio hasta casi las siete de la tarde.
Ya en la sala, a mi compi y a mí nos acoge bajo su ala una enfermera poquita cosa, pero sargento. Nos aclara rápidamente que aquí o nos lo curramos o no aprenderemos ni a hacer una cama. En un momento nos tiene sala arriba, sala abajo pinchando glucemias, y después la volvemos a acompañar para inyectar la insulina a los pacientes (diabéticos, se me olvidaba decir). Nos explica en un momento el funcionamiento de la sala, y nos orienta sobre dónde están las cosas. Al final, poco antes del cambio de turno de enfermería, nos dice que podemos descansar, pero yo ya he encendido el modo esponja, así que observo todo con atención. Aprendo más o menos cómo hacer un ingreso.
Los dos nuevos enfermeros (un hombre y una mujer) toman el relevo y nos van explicando mientras montan los carritos de la medicación. Me resultan muy simpáticos, especialmente la mujer, quizá porque coincidimos en el amor a los gatos. Al final, los pies ceden y vamos a sentarnos detrás del mostrador de recepción. Allí, varias personas acuden a nosotras, pero sólo podemos pasar el recado a los enfermeros, que siguen con los carritos. Sin embargo, continúo atenta a mi alrededor.
Por fin, sin muchas incidencias, llega la hora de salir. Nos ponemos la ropa de calle, guardamos el pijama en la bolsa, y vamos al metro. Que hemos perdido por menos de dos minutos. Tenemos que esperar al siguiente,  diez minutos después. Charlamos, y entretanto llegan otros dos compañeros que también están haciendo prácticas. Una de ellos ha empezado las prácticas directamente en la sala de psiquiatría (de asistencia obligatoria durante una semana para todos, cada uno en una semana distinta). Qué palo. Además, me cuenta que el profesor encargado, ni se pasa a comprobar nada, ni le ha dado ningún tipo de explicación. Que allí llegamos a pelo. Pues vaya.
Entre unas y otras, llega el metro. Nos apoderamos de los asientos vacíos como zombies. Apenas hablamos, del cansancio. En unas pocas paradas, tengo que bajar, pero sólo para hacer transbordo. Menos de diez minutos después, ya estoy sentada en el segundo metro. Llego a casa reventada, pero contenta. Y ahora, me voy a dormir.

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