viernes, 4 de febrero de 2011

Soltando riendas - Día 3

Hoy, casi no llegamos a casa (un compañero y yo). El metro ha estado parado en una estación varios minutos "por problemas técnicos", y cuando ha saltado el anuncio en las pantallas de información del tren, y la voz robótica, casi se nos sale el corazón.

Por otra parte, en la sala, hoy tocaba entrar a las cinco, así que cuando hemos llegado ya se había repartido la medicación de las cuatro. La enfermera rubia de ayer aún seguía con su carrito (al entrar la he visto salir de un "aislado"), así que al vernos paradas, los demás nos han mandado a echarle un cable. En un ratito, hemos acabado de poner las últimas medicaciones entre las tres y nos ha mandado de vuelta al control con el carrito mientras ella acababa algunas cosillas.
Ahí, hemos pillado por banda a un enfermero que estaba haciendo un ingreso, y lo hemos tenido explicándonoslo. Los nombres de las fichas aún me dan vueltas por la cabeza. Al poco, nos hemos desperdigado: tensiones, pulsos y saturaciones, alergias, y un laargo etc de datos que preguntar y anotar en las historias.
Al poco nos han mandado a tomar las glucemias; nos hemos ido las dos. Después, a la hora de pinchar la insulina, a mí me han mandado tomar una tensión y mi compañera ha ido a pincharlas.
Sobre las ocho, ha aparecido un compañero que está de prácticas en la sala de al lado, y hemos ido los tres a  "merendar" (aunque ya "no son horas", palabras del enfermero de la tarde). Abajo nos hemos encontrado con otras dos compañeras, y ahí al lado de las máquinas que nos hemos reunido a merendar... y descansar un poco del jaleo de las salas.
Al volver a subir, todo ha ido volando, tomando constantes a diestro y siniestro ha pasado el resto de tiempo en un suspiro. Nos he ofrecido a mi compañera y a mí para preparar los dos carritos de la noche. Casi lo conseguimos. Aunque al final nos hemos tenido que ir.
A las diez menos diez aún estaba yo tomando una temperatura, cuando me he visto aparecer al mismo compañero de antes. Corriendo, he dado la cifra a la enfermera que me la había pedido y nos hemos cambiado a la ropa de calle. Por suerte, he podido coger el último metro. Menos mal. Aunque luego, he acabado bajando en el andén contrario al que bajo normalmente... esos "problemas técnicos".

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